Las televisiones avanzan a una velocidad vertiginosa. Y las limpiezas de las mismas deben de actualizarse para que el mantenimiento de las mismas sea el correcto y el aparato nos dure el mayor tiempo posible.

Las limpiezas de las televisiones antiguas resultaban relativamente más sencillas puesto que la pantalla era de cristal (con un tubo de rayos que aumentaba el peso notablemente) y nos bastaba para su limpieza un paño y cualquier producto indicado para limpiar cristales.

Para las limpiezas de las televisiones nuevas no entraremos a estudiar los tipos de pantalla nuevos que se fabrican hoy en día y encontramos en las tiendas. Sí que podemos comentar que las nuevas teles tienen una mayor, definición, mayor nitidez, consumen menos y además integran cantidad de nuevas funcionalidades impensables años atrás.

En lo que nos queremos centrar y comentar en esta publicación es en el cuidado a la hora de realizar limpiezas de las teles nuevas. En los nuevos aparatos encontramos montadas pantallas muy finas, no importa si la tecnología es LED, AMOLED, OLED o QLED, en todas ellas lo importante es realizar las limpiezas con un producto especial y sobre todo empleando una gamuza y pasando suavemente la misma por la pantalla, sin realizar presión. Estas pantallas tan estrechas son muy sensibles a la presión y podríamos dañarla si no realizamos las limpiezas correctamente. Lo ideal es emplear un producto específico para las limpiezas de televisores, nos los podrá proporcionar el mismo vendedor de la tele. Pero si no disponemos de ese producto, podemos humedecer (no sumergir!) la gamuza con agua y pasarla suavemente por la superficie de la tele. No deberemos limpiar el marco de la tele al mismo tiempo ya que podríamos arrastrar polvo o motas que se queden el paño y si lo empleamos otro días para las limpiezas de la tele podrías rayar la pantalla.

Otra opción a la gamuza humeda es el empleo de un plumero (¡ojo que no lleve alambre en la punta!, mejor de pluma sintética) y pasarlo con cuidado por la pantalla para retirar el polvo que haya podido depositarse sobre la misma.