La limpieza y la higiene en nuestros espacios resulta necesaria todo el año. Y es mejor plantearse una frecuencia de limpieza constante y asumirla como una norma, a limpiar únicamente cuando nos acordamos, porque se nos habrá acumulado el polvo y las limpiezas resultan mucho más difíciles y largas. Además hay enseres y electrodomesticos que si no se le realiza la limpieza con frecuencia, el mismo polvo acumulado los puede dañar incluso llegar a dejar inservibles.

Ya sea una empresa de profesionales o por cuenta propia, siempre es mejor establecer unos días y horas semanales dedicados a la limpieza. Si seguimos una norma y la mantenemos, con el tiempo las tareas de limpieza resultarán mecánicas y no nos supondrá un esfuerzo extra.

La limpieza de nuestra comunidad de vecinos o de nuestro despachos igualmente necesita efectuarse de forma recurrente. El verano comienza a alejarse y vemos como se aproxima el otoño. Y en esta época empiezan a llegar algunas lluvias pero sobre todo viento. Es en estas fechas donde el polvo, agua y barro nos lo traemos en los zapatos a nuestros lugares de trabajo y hogares. Y si tenemos niños el efecto de la suciedad se multiplicará y tendremos que esforzarnos un poco más en tener la casa o el despacho limpios.

Seguimos recomendando la ventilación de todas nuestras estancias para su oxigenación y renovación del aire, pero el viento en estas fechas nos introducirá más polvo y tendremos que prestar mayor atención a la suciedad que se acumule, porque quizá sea necesario aumentar el tiempo de limpieza o la frecuencia con la que limpiamos nuestra oficina o vivienda.